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Oriana Fallaci, un buen rumbo a seguir.

Periodismo escrito de alto vuelo o de rastrón

Por Nobel Clemar Passaglia
Oriana Fallaci, la célebre corresponsal de guerra y escritora italiana, escribió en "La rabia y el orgullo", un extraordinario relato del ataque terrorista a las Torres Gemelas, acerca de la capacidad de unirse que caracteriza a los estadounidenses. Y es allí donde muestra, una vez más, su enorme talento para dar la mayor cantidad y calidad de información con la menor cantidad de palabras. 

"La capacidad de unirse que caracteriza a los estadounidenses -dice- nace de su patriotismo. No sé si en Italia habéis visto y entendido qué pasó en Nueva York cuando Bush fue a dar las gracias a los operarios (y operarias) que excavan entre los escombros de las dos Torres, intentando encontrar algún superviviente y sólo extraen narices y dedos. Y sin embargo, no ceden. Sin resignarse. Y si les preguntas cómo lo hacen, te responden: «I can allow myself to be exhausted, not to be defeated» (Puedo permitirme estar exhausto, pero no estar derrotado). Todos. Jóvenes, jovencísimos, viejos y de mediana edad. Blancos, negros, amarillos, marrones  y violetas".

En tan sólo una docena de líneas, Fallaci dice lo que a muchos de los periodistas más encumbrados del mundo les hubiera llevado no menos de cuarenta. Y lo hace sin palabrerío rebuscado, sin retórica inútil. Con profundo conocimiento del oficio y hasta permitiéndose señalarles a sus compatriotas las diferencias que hay entre un pueblo y otro para enfrentar las adversidades

Eso es periodismo. De alto vuelo. No el de rastrón que por estos días llena las páginas de los diarios autóctonos con interminables novelones melodramáticos, plagados de errores ortográficos, pifies sintácticos y otros yerros, para informar que un perro corrió a un gato y en los que el lector tiene que llegar al final para recién enterarse de que el perseguido era un gato. O, en el peor de los casos, ocupando la mitad de la portada con los devaneos cuasi pornográficos de una ignota botinera con el jugador de fútbol de moda.

Y no es por cargar las tintas (una frase que se usaba en el mundo del periodismo "de antes" y con la que se indicaba que, dada la relevancia o la conveniencia de una noticia, había que machacar sobre el asunto hasta extraerle todo el jugo posible); pero a la luz de lo que se está viendo por estos días en el periodismo escrito argentino, a periodistas como Oriana Fallaci les daría un patatús de sólo abrir el diario y leer el primer párrafo de una noticia cualquiera. 

Como bien señaló otro maestro de maestros del periodismo, Vicente Leñero, la proliferación de medios escritos que se da actualmente, ya sea en papel u online, "hace que se cree la ilusión de una sociedad exhaustivamente informada, pero que en realidad es desorientada con el bombardeo de un periodismo superficial y atomizado en extremo" (buen caldo de cultivo para que proliferen periodistas mediocres o directamente inútiles; o ese nuevo invento al que llaman "periodismo militante", que de periodismo tiene menos que una banana de carozo) y que por ello "se requiere de medios y periodistas que hagan prevalecer la solidez de la información y la opinión calificada" por sobre cualquier otra cosa.

Pero, como ya se ha dicho, mucho del periodismo escrito hoy no sólo está cada vez más alejado de la solidez informativa y de la opinión calificada, sino que, en más de un caso, muchos de los periodistas que escriben en los diarios actuales deberían volver a la escuela primaria. Y preferentemente, cuando la terminen, dedicarse a otra cosa.



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