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El libro "Historia de Villa Gdor. Gálvez" dejó afuera buena parte de esa historia.
Elio Passaglia, un periodista que hizo historia en su ciudad

Periodista "de los de antes", de los que tenian un respeto por los oyentes y los lectores, por la profesión y por sus pares que hoy brilla por su ausencia, como la memoria de los "historiadores" que omitieron mencionarlo en su libro.

Por Juan Remington
Pionero de la radiofonía y la prensa escrita en Villa Gobernador Gálvez, ciudad en la que nació y a la que dio su primer periódico y su primera transmisión radial de aire, Elio Passaglia fue el primer periodista de esa ciudad que llegó a un medio de comunicación de relevancia nacional; algo muy difícil de lograr en los años '60 para un pueblerino hijo de chacareros, con apenas tercer grado de primaria y sin más bagaje que su talento innato y la férrea decisión de cultivarse como hombre y como periodista.

Cofundador y director periodístico de ese primer periódico, fue también el primero en producir y conducir un programa radial en vivo desde una emisora cableada, con lo que se ganó no sólo el reconocimiento de lectores y oyentes locales, sino que la singular calidad de sus programas y sus notas gráficas trascendería los límites de la ciudad para instalarlo rápidamente en LT3 Radio Cerealista de Rosario, una de las radios más antiguas y prestigiosas del país. 

La década del '60 y los primeros años de los '70 lo tuvieron como protagonista decisivo en el desarrollo de la prensa gráfica y radial de la ciudad. Desde las páginas de Meridiano 61, tabloide cofundado con Carlos Herrero, y con sus programas diarios en Publicidad Radial Argentina, emisora cableada que fundara y dirigiera otro pionero, Héctor Stolfi, logró hacer que Villa Gobernador Gálvez tuviera por primera vez en su historia medios de comunicación capaces de informar y entretener con calidad equiparable a la de los medios de la ciudad de Rosario, salvando, claro está, las capacidades tecnológicas y operativas de unos y otros. 

En la radiofonía local no sólo produjo y condujo los primeros programas en vivo que se emitían a través de altoparlantes instalados en todo el ejido urbano, sino también los primeros informativos vespertinos que se transmitían minutos antes de las 20 con contenido local y nacional. Una tarea titánica si se tiene en cuenta que Publicidad Radial Argentina no contaba con equipamiento para recibir cables de noticias, la televisión no era lo que es hoy y las computadoras y la telefonía celular eran sólo un sueño en esta parte del mundo.

La radio grande

Todo ese trabajo a fuerza de puro entusiasmo, al tiempo que debía dedicar buena parte del día a la producción de su material para "Esperando el gol", programa producido y conducido por el legendario Evaristo Monti, o "Mesa redonda del deporte", otro de los programas emitidos por LT3 y que tenía uno de los más altos índices de audiencia de la radiofonía rosarina.

Este programa, dirigido por el recordado Antonio Noya, también director general de la emisora, lo contó entre sus periodistas más destacados. "Es capaz de hacer dos horas ininterrumpidas de programa con la luz del estudio apagada, sin un solo bache y sin repetir dos veces el mismo concepto", dijo de él el propio Noya.

Pero aun cuando la prestigiosa y exigente LT3, así como sus colegas, le habían abierto sus puertas de par en par, su concepción del periodismo y su humildad hacían que se marcara sus propios límites: "La radio es para los mejores periodistas de radio, no para cualquier chichipío, Y yo soy más de los últimos que de los primeros", solía decir con su gracia siempre presente.

Dotado de una creatividad inagotable y sin ningún otro interés que el de poner a su ciudad en el mapa del periodismo nacional, logró hacer desde allí a fines de los '60 y con no poca dificultad, habida cuenta de las pocas facilidades tecnológicas de las que se disponía en esos años, la primera transmisión radial desde exteriores de una emisora de Amplitud Modulada como LT3, de la que participaron algunas de las más grandes figuras de la radiofonía rosarina. Entre ellas, Beatríz Fontán, una de las más destacadas locutoras en la historia de la radio santafesina.

"Aquello fue una verdadera proeza técnica -recordó en un programa que se emitía en las mañanas de LT8 a fines de los '80 y del que formaba parte- Trasmitimos un partido del torneo de la Asociación Rosarina de Fútbol en cancha de Talleres (R.P.B) con un móvil de en la cancha y la coordinación desde los "estudios centrales" que habíamos montado con mil dificultades sobre la terraza de un bar en la esquina céntrica de San Martín y 1° de Mayo, que era el único lugar donde podíamos hacer la conexión con los estudios en Rosario. Fue memorable". 

Entre el éxito y el olvido

Extraordinario cronista de turf especializado en pedigree de SPC, pero también poseedor de un notable talento periodístico para abordar distintas temáticas, compartió momentos rutilantes de la radio rosarina con periodistas de la talla de Raúl "Bigote" Acosta, Eduardo Conforti, Eduardo Aldiser, Eduardo Yorlano, entre otros destacados profesionales de medios radiales y gráficos, como Luis Etcheverry, de larga y fecunda trayectoria en La Capital, el diario decano de la Prensa argentina.

La llegada de las FM encontró en él a uno de sus más entusiastas protagonistas y su conocida voz se destacó apenas instalada la primera emisora de la ciudad. Con su propietario y productor Jorge Nasutti lograron traer por primera vez a una emisora local a grandes personalidades nacionales e internacionales de la política, la cultura, la ciencia y el espectáculo.  Entre ellas, a una mucho más joven e igual de polémica Hebe de Bonafini, a quien no dudó un segundo en ponerla en su sitio cuando soltó una de sus palabrotas, algo que en esos años no era aceptado por la gran mayoría de la audiencia, muy lejos de lo que ocurre hoy, y aún cuando la entrevistada gozaba de un prestigio que hoy aparece tambaleante. 

Así, tras más de 35 años de cautivar a la audiencia con su voz aguardentosa, su palabra certera, su coraje periodístico para decir lo que había que decir sin cabrestear ante nada ni nadie y su inefable humor, el ya veterano y fatigado "periodista del montón", como él mismo se calificaba, se fue despidiendo del "fierrito" que lo había apasionado toda su vida y con el que se instalaría para siempre en la historia del periodismo de la ciudad que lo vio nacer, crecer y morir.

Historia en la que algunos de los "historiadores" locales, entre los que se cuentan algunos de los que no sólo lo colmaron de loas en sus tiempos de brillo, sino que en más de un caso se sirvieron de sus capacidades y de su calidad humana para su propio beneficio, ni siquiera citan su nombre a la hora de editar el libro "Historia de Villa Gobernador Gálvez", un pretendido trabajo historiográfico más dedicado a complacer a los auspiciantes y a los amigos que a reseñar la verdadera y completa historia de la ciudad. 

Una omisión que, torpe o deliberada, aparece como una dolorosa muestra de olvido e ingratitud para con alguien que durante toda su vida puso todo de sí a cambio de casi nada, con el noble propósito de abrir huellas que facilitaran el desarrollo comunicacional de la ciudad, 

Con todo, y a pesar de ese "olvido" por parte de quienes se arrogan el derecho de incluír o excluír datos a gusto y piacere en un libro que pretende ser histórico, la memoria de este notable periodista seguirá siempre viva en alguna grabación, recorte de diario o anécdota contada por aquellos que tuvieron el placer de escucharlo o conocerlo. 

Y más aún en los corazones de todos los periodistas que aprendimos de su alta escuela y de su bondadosa humanidad.  




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3 comentarios :

  1. Elio. Cuántos recuerdos! A pocos como él escuché en la radio. Un espectáculo. No importa si está o no en un libro de historia, Es como dice la nota: va a estar siempre vivo en el corazón de los que tuvimos la suerte de conocerlo y ser sus amigos. Que Dios lo tenga a su lado.

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  2. Tuve el placer de ser su amigo por más de 50 años. Un gran periodista y un bohemio de aquellos. Un tipo con un corazón que no le cabía en el pecho. Que Dios lo bendiga.

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  3. Elio, cuántos recuerdos lindos tengo de este hombrazo. El turf perdió a un gran periodista, Merecido homenaje.

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