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Paco de Lucía, el mago de la guitarra flamenca 

Por Nobel Clemar Passaglia
Si el flamenco tuvo en toda su historia un tocaor, compositor y difusor en el mundo de esa cultura, de esa forma de vida (porque eso es el flamenco: una cultura, una forma de vida en la que la música es un modo de expresarlas que revolucionó el toque y lo elevó a las más altas cumbres de la música universal), ése fue Francisco Sánchez Gómez, "el Paco de la Lucía" para las siestas de juegos infantiles en las calles de su Algeciras natal, Paco de Lucía para el mundo al que deslumbraría con su virtuosismo en la guitarra. 

Tímido a más no poder, poco afecto a las entre-vistas periodísticas, amante de la vida sencilla, familiero y entrañable amigo de sus amigos, fue uno de los más brillantes embajadores de la cultura de España, a la que llevó por el mundo en cada falseta de su guitarra, en cada gesto, en cada palabra. 

Compositor fecundo como nadie en el flamenco, acercó su música a todas las músicas del mundo. El jazz, el blues, la bossa nova, la música clásica de raíz española, el tango de Piazzola, la música árabe y otras expresiones musicales de todos los continentes fueron una inagotable fuente en la que abrevó para hacer crecer su arte gitano y llevarlo hacia alturas que nadie en el mundo del flamenco hubiera imaginado jamás. 

Grandes guitarristas como Al Di Meola y John McLoughlin, entre otros, compartieron escenarios con su inconmensurable talento, haciendo juntos que el flamenco se escuchara como nunca antes fuera de las fronteras de España y entrara así por la puerta grande de la música universal.

El payo más gitano

Desde el barrio La Bajadilla en el que nació y creció pegado a bordones y primas, en el seno de una familia de tocaores y cantaores como su padre Antonio y sus hermanos, Ramón de Algeciras y Pepe de Lucía, hasta la playa de México donde lo sorprendió la muerte, a los 66 años, el genio de Paco recorrió el mundo entero para dejar su magia guardada para siempre en el alma de todo el que lo haya escuchado alguna vez. 

Quizá, una de las mejores definiciones para este andaluz que sin ser gitano llevaba el flamenco en el alma como el más gitano de los gitanos, haya sido la del jurado que falló en la entrega de los premios Príncipe de Asturias de las Artes 2004 al anunciar su nombre: "Todo lo que pueda expresarse en las seis cuerdas de la guitarra está en sus manos".

Y aunque ya no se lo pueda ver por los escenarios, el "Paco de la Lucía" con el que las vecinas llamaban al hijo de la portuguesa Luzía (Gómes Gonçalves) para distinguirlo entre los muchos "Pacos" que jugaban en las callecitas de Algeciras, no ha muerto. Sigue vivo en cada acorde que suene en cualquier guitarra del mundo, sea flamenca o no. 




Paco de Lucía y su arte flamenco, que, al decir de los andaluces, "quita el sentío".



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